El amor tiene dos enemigos: la indiferencia y la decepción.
Existen, dos maneras de matar el amor La muerte lenta del amor ocurre con la indiferencia, que es el principal enemigo del amor. El desinterés por el otro desvincula ,la mirada ausente, en la caricia que no llega. Casi siempre, la indiferencia de la otra persona duele más que un insulto o un golpe.
la muerte súbita del amor acontece a manos de la decepción: la mezcla de asombro negativo y desilusión. Algunos desengaños son esenciales y destruyen toda forma de admiración, que es una de las puertas de entrada al amor. Es imposible amar a quien no se admira, .
Cuando tiene lugar la decepción esencial, se produce un crack
profundo e indescriptible: algo se rompe y, muy a nuestro pesar, no
tiene arreglo. Y cuando intentamos pegar los pedazos, el resultado es
poco menos que lamentable. Aquello que era una porcelana impecable y
bella, ahora queda reducido a una pieza maltrecha, como una colcha hecha
de retazos. La desilusión es un soplo destructivo, una oscura onda de
expansión devastadora. Muy pocas veces podemos anticiparla; sólo
sabemos de su existencia cuando acontece, en el momento preciso en que
nos deja el amor.
Lo curioso es que a pesar de la abrumadora evidencia en contra,
algunos optimistas a ultranza colocan el amor difunto en cuidados
intensivos y encienden velas esperando el milagro de una resurrección
que nunca llega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario